Pesca de Pavón

Técnicas de pesca del pavón

Aunque existe una amplia variedad de especies de peces en el Lago de Guri, las más apreciadas para la práctica de la pesca deportiva son el pavón (conocido en otros países como tucunare y en Estados Unidos como Peacock Bass) y la payara, ambos conocidos por su agresividad en el momento de capturar la carnada y la feroz lucha que comienza a partir de ese momento.




Pavón "encinchado", "real" o "sargento" en otros países como Panamá. Alcanza los mayores tamaños, frecuentemente nada en parejas.




Pavón mariposa, es la variedad menos frecuente. También alcanza buen tamaño.





Pavón "moteado", muy frecuente en Guri, suele nadar en cardúmenes. Es el más pequeño, sin embargo, sobrepasa en mucho los 35 cm. mínimos requeridos por ley.




Las modalidades mas empleadas para la pesca del pavón son el baitcasting y el spinning, diferentes no solamente por el tipo de cañas y carretes utilizados, sino por la amplia variedad, casi inimaginable de tipos de señuelos utilizados indistintamente tanto en una como en la otra.
La pesca del pavón con señuelos artificiales
Los señuelos artificiales tienen un atractivo especial para muchos pescadores. Atractivo derivado en buena parte del hecho de ser señuelos efectivos en abundantes ocasiones, pero también, seguramente, de razones estéticas: muchos señuelos artificiales son pequeñas obras de artesanía en las que se cuida con minuciosidad el más pequeño detalle.
Antes de seguir es preciso dejar claro a los lectores qué es eso de un señuelo artificial:
En principio, un símil aceptable podría ser el de "pez artificial". Y ciertamente eso es lo que muchos señuelos artificiales son. Pero el sentido del término es algo más amplio, y se refiere a una imitación que si bien la mayor parte de las veces es de un pez (por lo que si los llamamos peces artificiales habitualmente acertaremos), también puede ser, una rana, un gusano, una lagartija... La seña de identidad de estos señuelos, derivados de los menos elaborados plugs, está en que tienen siempre una abundante dosis de realismo, tanto en la forma como (y esto es aún más importante) en su movimiento cuando simplemente enrollamos línea en el carrete dando vueltas a la manivela.
Todos los señuelos artificiales están diseñados para nadar balanceándose a uno y otro lado, de una forma más o menos acusada según el modelo. También incluyen a menudo bolas metálicas en su interior, que al moverse provocan ruidos que resultan atractivos para los peces predadores.
El balanceo suele estar provocado por una pala más o menos larga que el señuelo lleva en la garganta (y por ello llamada a veces "babero"). En menos ocasiones es la forma de la cabeza del señuelo la que se ocupa de producir ese movimiento oscilatorio (este tipo de señuelos artificiales carentes de babero se suelen llamar lipless, que podríamos traducir por "sin labio"). Además de su tembloroso movimiento, ese diseño provoca que el señuelo artificial busque el fondo cuando recogemos línea.
En algunos modelos, en los que el sedal se ata a un alambre que sobresale en el morro del señuelo, es posible modificar algo su acción moviendo ligeramente ese alambre: si lo doblamos hacia arriba el señuelo oscilará de forma más acusada, y lo contrario ocurrirá si lo doblamos hacia abajo. Moviéndolo a uno u otro lado podremos corregir la posible escora del señuelo (hay que torcer, con mucho cuidado, el alambre hacia el lado al cual el señuelo se inclina). En los señuelos artificiales que se atan por la pala las modificaciones están más limitadas, aunque en algunos casos tenemos la posibilidad de subir o bajar el enganche a lo largo de la pala, o disponemos de más de un enganche, lo que da la posibilidad de elegir entre distintas acciones.
No es conveniente atar la línea directamente al señuelo; es preferible dar libertad de natación  y para ello es muy útil, sobre todo si el señuelo carece de anilla móvil, atarlo con una lazada no corrediza: el nudo Rapala es muy adecuado.
Podríamos decir que un señuelo artificial es un señuelo que pesca por sí sólo, aunque eso sería exagerar un poco. Lo que no es ninguna exageración es decir que, con un equipo de lanzado ligero con carrete de tambor fijo (equipo de spinning), y utilizando el señuelo artificial adecuado, cualquier persona que jamás haya utilizado una caña de pescar puede conseguir alguna buena captura en su primer día de pesca.
La pesca con equipo de baitcasting amerita un poco más de práctica a fin de dominar el lanzamiento y entrenar el dedo pulgar a fin de controlar la bobina de la línea o spool.
Lógicamente un pescador experto tendrá bastantes más posibilidades de lograrlo, pero sobre todo porque sabrá mucho mejor dónde debe buscar a los peces, por dónde debe hacer que su señuelo navegue para tener la mayor probabilidad de provocar el ataque de un buen ejemplar.
No quiere eso decir que no haya nada que contar sobre el cómo y el cuándo de la pesca con señuelos artificiales, que baste lanzar cualquier modelo en cualquier ocasión y hacerlo navegar a fuerza de carrete para que un pavón de tres kilos se enganche irremisiblemente en sus anzuelos. No, además del dónde, también el pescador debe saber escoger entre una amplia gama de tipos, o familias, cada uno adecuado para particulares circunstancias; y no le vendrá de más conocer algunos pequeños trucos que le ayudarán a sacar la mayor utilidad de cada modelo.
Tipos de señuelos artificiales:
Una primera división pudiera ser entre modelos flotantes y modelos hundidos. En algunos casos (como en varios tipos de peces artificiales de la marca Rapala) externamente no hay diferencias entre unos y otros, y es sólo la mayor o menor densidad del modelo la que hace que se vayan al fondo o se queden en la superficie cuando simplemente los dejamos caer al agua.
Pero el que un determinado señuelo artificial sea flotante no quiere decir que pesque exclusivamente en la superficie: como ya he comentado, todos los señuelos artificiales tienden a hundirse, de forma más o menos acusada, cuando se desplazan horizontalmente.
Podremos ver en las siguientes páginas sus características.

Flotantes de superficie


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Tienen una pala pequeña y colocada casi de forma vertical (a veces doblada formando un ángulo casi recto). Al recoger línea no se sumergen más allá de un metro o metro y medio.
Con ellos debemos explorar las aguas con tranquilidad, lanzando cerca de las orillas, entre los recovecos de las rocas, o haciéndoles pasar sobre las plantas acuáticas y las ramas de los pequeños árboles y arbustos sumergidos por las aguas del embalse.
Aunque se pueda hacer, no conviene con estos señuelos limitarse a recoger de forma mecánica: variar la velocidad de recogida buscando la más efectiva en cada momento; dar tirones irregulares y moviendo la caña a uno y otro lado para imitar la natación de un pez herido; alternar movimientos con pausas más o menos largas... En suma: explorar para conocer su rango de acciones nos permitirá, a la larga, obtener en todo momento los mejores resultados.
Un tipo de señuelo artificial habitualmente de superficie y muy útil, especialmente cuando los peces parecen mostrarse perezosos o cuando las aguas están ligeramente turbias, son los señuelos artificiales articulados: su cuerpo partido les permite moverse coleteando de un modo brusco, como presos de un ataque de pánico. Eso puede excitar a un pavón apático despertando su instinto de caza; además genera vibraciones de baja frecuencia, perceptibles por la línea lateral de los peces a bastante distancia.

Flotantes de medias aguas

Tienen la pala de mayor tamaño y colocada de forma casi horizontal. Eso les permite descender hasta unos tres metros de profundidad, no podemos dejar de incluirlos en nuestra caja de señuelos.
Hay que tener claro que la profundidad máxima a la que puede descender un pez artificial flotante se alcanza sólo si lanzamos lo bastante lejos y recogemos con suficiente rapidez, con la caña baja (la punta incluso sumergida en el agua) y que la alcanzará con más facilidad cuanto más fina sea la línea utilizada.
Al tener la pala a modo de una prolongación horizontal del cuerpo, y sumergirse en un ángulo bastante vertical, estos señuelos son magníficos para "rascar" los fondos. La táctica más usual es recoger muy deprisa hasta que la pala choque contra el fondo (obviamente para que esto pueda ocurrir no puede haber más de tres metros de agua en el punto que estamos explorando), y después ir recuperando línea algo más lentamente, pero de forma que los toques en el fondo sean casi constantes.




Como llevamos la línea tensa, cada choque del señuelo será perfectamente percibido, y si tenemos algo de experiencia sabremos, por el tipo de vibración que transmite la línea, si hemos chocado contra una piedra, arena, grava, una rama, algas... o el duro paladar de un pavón que no ha podido resistir la tentación.
Para evitar en lo posible los enganches de los anzuelos con los obstáculos sumergidos una solución es, en los lugares donde ese problema se presente con frecuencia, cortar el gancho delantero de cada uno de los dos anzuelos triples de los que los señuelos artificiales suelen venir provistos. Si nos parece que eso merma las probabilidades de capturar un buen pavón (lo que sin duda es cierto, aunque no en un grado demasiado alto), entonces la única solución para no dejar una pequeña fortuna bajo las aguas es utilizar un recuperador de señuelos (lo que algunos llaman "perro" por ser el encargado de seguir el "rastro de la línea" para buscar las "piezas de caza" perdidas). Un recuperador consiste básicamente en un aro pesado (a veces provisto de fuertes anzuelos, otras veces con púas en su interior) unido a un cabo fuerte; el aro, que dispone de una abertura, se introduce en la línea y se deja deslizar por ella hasta alcanzar el señuelo; una vez allí se intenta enganchar el señuelo y se tira para recuperarlo.
Flotantes de aguas profundas
Especialmente útiles cuando intentamos sacar todo el partido a uno de estos señuelos artificiales, inconfundibles por la larga pala que prolonga en un plano horizontal su habitualmente rechoncha silueta.
Esa gran longitud de la pala permite utilizarlos entre espesas malezas sin que el riesgo de enganches sea excesivo, aunque de vez en cuando serán inevitables. El método para que eso ocurra lo menos posible es tener claro cómo el señuelo se mueve bajo el agua, con la pala apuntando hacia abajo, y recordar que cuando dejamos de enrollar línea el señuelo artificial ascenderá verticalmente. Un error bastante habitual en principiantes es dejar tranquilo el carrete y levantar la punta de la caña cuando la pala choca contra un obstáculo: eso hace que el señuelo artificial se coloque en posición horizontal y aumenta el riesgo de que los anzuelos hagan presa en algún objeto sumergido. Hay que mantener la caña baja y seguir accionando la manivela del carrete para que el señuelo supere la barrera poco a poco, topándola con el babero mientras se mantienen los anzuelos en alto. Si no es ya posible seguir adelante (no es cuestión de meter el señuelo artificial en lo más espeso del ramaje de un árbol sumergido) hay que dejar la línea suelta y permitir que el señuelo ascienda verticalmente (algunos modelos incluso retroceden un poco cuando sólo actúa sobre ellos el empuje del agua).
Si el enganche a pesar de todo acontece, no hay que perder la calma: nada de dar tirones que clavarían con más fuerza los anzuelos; antes de intentarlo con el recuperador de señuelos probemos a destensar por un momento la línea, retomándola después con firmeza pero sin brusquedades al tiempo que apuntamos con la caña hacia abajo y la movemos a uno y otro lado.
Cuando queramos que el señuelo ascienda no hay que acompañarle con la caña, levantando la puntera, pues eso podría tensar la línea e impediría que su ascensión fuera todo lo vertical que es conveniente.



En muchos casos escarbar con la pala del señuelo en el fango será la clave para desatar el ataque de un depredador, que puede confundirlo con un pececillo que busca alimento, o que intenta encontrar un refugio entre las piedras del fondo. Aquí tenemos un ejemplo de la casa Rapala.


Hay que advertir que aunque los llamemos "de aguas profundas" su capacidad para sumergirse no es ilimitada: realmente es difícil, ni aún utilizando líneas muy finas y carretes muy rápidos, lograr que desciendan más allá de los cinco metros, ni aún tratándose de modelos diseñados para alcanzar teóricamente mayores profundidades.
Señuelos artificiales hundidos
Para ir aún más abajo no queda más remedio que utilizar señuelos más densos que el agua. En este caso no hay que recoger deprisa para que se sumerjan, sólo hay que lanzarlos al lugar elegido y dejar algunos metros de línea suelta para que puedan hundirse a plomo hasta la profundidad elegida; una vez allí se manejan como cualquier otro señuelo artificial, con la diferencia de que no ascenderán a la superficie cuando destensemos la línea. En la práctica eso supone una limitación que puede ser importante, sobre todo para manejarlos en zonas con abundantes riesgos de enganches, por lo que los modelos sumergidos que realmente se utilizan en aguas profundas no son demasiados, y casi todos se engloban en la categoría siguiente.
"Rattlins"
Hay una modalidad de pesca muy útil para utilizarla entre la maleza, y en la cual el que el señuelo sea más denso que el agua no sólo no es un obstáculo, sino que es absolutamente necesario: me refiero a la pesca vertical.
Aparentemente no parece que un señuelo artificial, que habitualmente se mueve en una línea más o menos horizontal, sea el señuelo más adecuado en una modalidad de pesca (habitualmente realizada desde una embarcación) en la que sus movimientos deben asemejarse a los propios de un yoyo.
Sin embargo existen unos señuelos artificiales especialmente diseñados para ese tipo de pesca. Suelen denominarse rattlebaits, o rattlins, y son señuelos artificiales de tipo lipless (sin babero). Todos ellos llevan bolas metálicas en su interior, a menudo repartidas entre en varios compartimentos de distinto tamaño, lo que produce que los sonidos emitidos al moverse el señuelo abarquen una más amplia gama de frecuencias. Es obvia la razón del sobrenombre de "maracas", habitual entre muchos pescadores.
Un rattlebait puede utilizarse como si de un señuelo artificial habitual se tratara, pero poca ventaja obtendremos en ese caso de su uso (la emisión de ruidos, que siempre es una ayuda en aguas con poca visibilidad, ya dejó de ser exclusiva de este tipo de señuelos artificiales); y careceremos de la protección contra
enganches que proporciona la pala a otros modelos.

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8Un típico "rattlin" Rapala.
Donde a menudo resultan magníficos es en la pesca vertical, podemos hacer que desciendan a la profundidad que consideremos conveniente y pescar con ellos mediante desplazamientos arriba y abajo.
El Nudo Rapala

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Ajustando Rapalas
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Los populares señuelos Rapala, sobre todo los modelos clásicos, se pueden ajustar para lograr un tipo de natación más a nuestro gusto moviendo ligeramente la anilla que tienen en el morro.
De ese modo podemos ajustar inclinaciones no deseadas o vibraciones demasiado lentas o demasiado rápidas para nuestro gusto.
Lo primero, corregir posibles inclinaciones del pez a la derecha o a la izquierda, se logra desplazando ligeramente, con la ayuda de unas tenazas, la anilla de amarre hacia el mismo lado al que el pez se inclina.
Si lo que deseamos es aumentar la frecuencia de balanceo, de modo que el pez nade con una acción más viva, lo que hay que hace es mover ligeramente la anilla hacia arriba. Al contrario, moviendo la anilla hacia abajo, se consigue que el pez vibre con una frecuencia menor.
Tenga precaución y no doble nunca la anilla en exceso, pues podría romper el pez.
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fuente: www.chiuao.com




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