"La Parida" un cerro que impulsó el nacimiento de dos ciudades gemelas

Con el bagaje que dan los años, y conscientes de la importancia del hierro para la región, dos supervivientes de una época ida compartieron sus historias sobre el hallazgo del Cerro Bolívar, convencidos que el mineral de Guayana no fue solamente impulsor de un desarrollo pretérito, sino que también es garantía de futuro



Hace sesenta años, en la cumbre de un cerro conocido como “La Parida”, un grupo de exploradores dirigidos por el geólogo norteamericano Mack C.Lake, de la Oliver Mining Company, descubrió un reservorio de mineral de hierro, calificado como el depósito de hierro más grande del mundo. Fue el 4 de abril de 1947 cuando se hizo el histórico hallazgo.

Este descubrimiento fue clave para impulsar, de manera decisiva, el progreso de Guayana y el resto del país. En 1948 es bautizado con el nombre de “El Cerro Bolívar”, para honrar al Genio de América, Simón Bolívar.

60 años han pasado y ahora el cuadrilátero ferrífero enclavado en el municipio Raúl Leoni, en el centro-sur del estado Bolívar, sigue ejerciendo un rol protagónico, puesto que es en esa misma zona donde el líder de la revolución bolivariana, Hugo Chávez colocó, el 21 de mayo de 2005, la piedra fundacional de Ciudad del Acero, mientras que la Planta de Concentración de Hierro de Ferrominera Orinoco entró en su I etapa, en febrero pasado, para producir 8 millones de toneladas de mineral concentrado al año.

Los forjadores que hicieron historia

De esa época primigenia del desarrollo de Guayana aún sobreviven algunos testigos, cuyos relatos rememoran el nacimiento de dos ciudades gemelas: Puerto Ordaz y Ciudad Piar, que nacieron un 9 de febrero de 1952. Los encargados de la planificación del nuevo poblado, ubicado en las cercanías del cerro “La Parida”, fueron: Francisco Carrillo Batalla, Moisés Benacerraf y Carlos Guina.

Hoy dos protagonistas cuentan sus historias que llenan de orgullo a hijos y nietos, así como a la colectividad guayanesa. Ellos fueron precursores de lo que se conoce en la actualidad como la Zona del Hierro.

Hernández Balza:
José Hernández Balza, hombre de curtida experiencia y guardián de numerosos recuerdos, fue testigo de excepción del surgimiento de la industria ferrominera, y con ella de dos nuevos núcleos urbanos de capital importancia. Por pertenecer a una familia con grandes intereses en la Guayana de entonces, participó desde muy joven en el proceso de desarrollo de la región. Rodeado de nietos e hijos, algunos de ellos trabajadores del hierro y otros destacados servidores públicos, accedió a contar en su casa de Ciudad Piar esa historia, de cómo fue que esas sabanas y cerros se transformaron en fuente de progreso.

Ciudad Piar es ahora un importante centro de desarrollo. ¿Qué había antes en ese territorio?
“Anteriormente, eso era una posesión de mi abuelo, Leonidas Balza. Él era de Guárico, y tuvo varias posesiones por estos lados. Tú sabes lo que es una posesión, ¿no? Por acá estaba el hato y tres o cuatro casas típicas de la época, no de estos tiempos modernos en que viven ustedes. Aquí se producía queso, que se amarraba en herrajes y luego se llevaba en burro hasta Ciudad Bolívar, durante ocho días. Allá lo vendíamos a ocho bolívares el quintal. ¡46 kilos de queso por ocho bolívares!”.

¿De qué manera los geólogos encontraron ese yacimiento?
“Esa gente venía explorando a pie desde Piacoa, allá en el Delta, buscando hierro por aquí, por el sur del estado Bolívar. Venían por recomendación del señor Boccardo, allá en Ciudad Bolívar. Ellos analizaron muestras del cerro La Parida, las examinaron y salió positiva la operación”.

¿Cuál fue su papel en las exploraciones para descubrir hierro?

“En el 47 empezó la compañía por aquí. Yo tuve la gran satisfacción de que me escogieron para explorar desde La Fundación hasta Puerto La Cruz, durante tres meses; a mí me tocaba anotar las indicaciones del barómetro. La intención de la empresa era construir una línea férrea que cruzara el Orinoco y llevara el hierro hasta allá”.

¿Qué piensa de las perspectivas de la industria del hierro para el futuro?
“Como te digo, eso no fue un asunto de mejora personal, sino que ha ayudado a todo el país. El mineral de hierro se lo llevaban para Estados Unidos, pero eso se acabó, ahora la mayor parte se procesa en Matanzas, y dentro de poco lo trabajarán aquí en la Ciudad del Acero que comenzó el presidente Chávez. Por eso tenemos grandes esperanzas para el futuro, no tanto para mí, sino para los jóvenes que ahora trabajan en esta tierra. Ahora, con el Gobierno Bolivariano todos somos dueños de ese mineral; eso es de nosotros los venezolanos y también para los hermanos países latinoamericanos y caribeños que lo necesiten”.

Andrés Camacho
De andar pausado, y con 97 años a cuestas, Andrés Camacho es un hombre a quien el tiempo no ha podido cimbrar. A primera vista, su silencio y una engañosa fragilidad podrían confundir a algunos. Con una innumerable procesión de hijos, nietos y bisnietos por delante, este pionero se muestra orgulloso del deber cumplido.

¿Cómo se involucró usted en la búsqueda de hierro en la región?

“Yo vivía en el pueblo de Santa Catalina, en el bajo Orinoco, y allí llegaron los exploradores buscando gente que los guiara. El jefe civil del pueblo, Ramón Galvis, me recomendó para ese trabajo y yo acepté. Ellos me pusieron confianza y cariño, y yo duré en esta industria 30 años, hasta que me retiré”.

¿Cómo era esa zona en la época del descubrimiento de hierro, y cuál era su tarea?
“En La Parida no había nada, sólo casas de campesinos y algún ganado. Los exploradores mensuraron ese cerro, lo probaron y vieron que daba para los gastos. Yo fui obrero desde 1945 hasta que descubrieron hierro en el cerro; después trabajé como caporal y terminé siendo jardinero. Como yo no era capacitado para mucho, el sindicato me buscó la clasificación de caporal de obrero. Lo curioso es que el único bajo mi supervisión era yo mismo”.

¿Era conocida la existencia de un reservorio de hierro en el área?
“Se rumoraba que ahí había hierro, hasta que hicimos la exploración, negociaron y empezaron las pruebas… luego mandamos 50 tambores de mineral a los laboratorios, a ver qué calidad tenía. Todo eso empezó con las primeras mensuras, buscando hierro, usted sabe”.

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